|
Resumen: Los derechos humanos, positivados como derechos y libertades fundamentales, son esenciales para una convivencia justa y pacífica. La globalización ha provocado el establecimiento de una visión de los derechos limitada casi exclusivamente a dar certidumbre jurídica al capital. Para cambiar este modelo por otro respetuoso con la condición humana resulta imprescindible el multilateralismo, la solidaridad y la cooperación internacional. El Defensor del Pueblo, institución introducida en nuestro ordenamiento jurídico en la Constitución de 1978, actúa ante las administraciones públicas por el ejercicio real ejercicio de las libertades y los derechos fundamentales, colaborando activamente en revertir la situación. |