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Se analizan las valoraciones sobre la calidad de vida percibida que un colectivo de personas con adicción a opiáceos realiza respecto a un conjunto de estados de salud, y si dichas valoraciones son equivalentes a las realizadas por un colectivo normativo de usuarios sanos. A través de técnicas de grupo nominal y mediante la aplicación de la matriz de Rosser, 30 personas en tratamiento en un programa de mantenimiento con metadona ofrecen valoraciones de calidad de vida a diferentes estados de salud. Los resultados muestran que la calidad de vida disminuye a medida que el nivel de incapaci¬dad y el nivel de sufrimiento/dolor aumentan, siendo este último el que tiene un mayor peso específico en la percepción de una peor calidad de vida. Asimismo, no se encuen¬tran diferencias sustanciales entre el grupo de toxicómanos y el normativo respecto a la valoración de la calidad de vida. Se discute la conveniencia e importancia de incluir indicadores basados en los pacientes en la evaluación de los resultados terapéuticos.
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